Mea ungis Timor malum

Te canto flor de espejos,
oh, laberinto audaz
como vela el vivo
tu flor de Gnido,
espigas y grama roja
extiende la luna de antaño,
sobre ojos complacientes míos,
borbotón de fuentes su brea,
su realeza de estrella,
oh mi araña,
cuántos soles te esquivaron Aracne
en tu sola ojera,
era mi laberinto como una caracola
de amar despierto,
y sostener en la otra mano candiles
y besos de astros,
un hierro de comenzar sin instrucción,
ni canción de vivo
ni canción de muerto,
oré y levanté su despertar del ascua,
esa sí que da llama,
ama y vuelve a comenzar tu repiqueteo,
de comienzo sin final,
para acabar sin comenzar,
llave estridente y solo vidrio
que lamo,
como agua y río de acequia,
como molinete y canal jactancioso,
vida de una piedra,
que se afeitaba su silencio,
y bajo agua respiraba oxígeno
y erosión de alma,
todo mi cauce paladeaba tu ánima,
mi arpa, mi clarín, mi espada zorro,
respiraba fuego
entre un poste y su cable de telégrafo,
alaridos se llamaban
en fase de cópula,
vivaz tu agua muerdo
hasta volver al susurro inicial,
auspiciando la necesaria verdad
que nunca muere
y se viste de astro rey,
señor de mundanas caricias
y placeres que vuelan
como azores,
vestía mi suerte
sonrisas, y azares,
energías y magia insobornable,
no había sortilegio pudiese
tumbar, ni mandar a surco,
este telar donde lo bueno es la obra,
no su razón, que es poseerte entera.
Esteban er-lobo bohemio
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